Conozca los tres secretos de Mario Draghi y su cañón monetario de un billón de euros

Conozca los tres secretos de Mario Draghi y su cañón monetario de un billón de euros

30 enero 2015, 17:10
Abigailes
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Mario Draghi ha anunciado recientemente que el BCE va a poner en marcha su mayor programa de estímulo hasta la fecha: cada mes a partir de marzo 2015 el BCE comprará deuda de los estados miembros por valor de 60.000 millones de euros. El programa durará diecinueve meses y alcanzará una cuantía de un billón ciento cuarenta mil millones de euros (cerca del 8,8% del PIB de la eurozona).

Tras el anuncio el euro se desplomó hasta su valor más bajo en once años. El oro salió ganando. De hecho, los inversores en oro fueron los triunfadores de la semana, dado que la caída del euro empujó al alza el precio del oro en dólares. El valor del metal amarillo ya ha subido un 30% desde su mínimo de trece meses.

Los inversores europeos están empezando a descubrir el valor del oro durante una crisis monetaria. Ahora que el euro cae vertiginosamente los inversores buscan refugio en la seguridad que proporciona el oro. Quienes previeron la devaluación de sus euros frente al dólar y decidieron invertir en oro, tienen sobrados motivos para estar contentos. Ir de vacaciones fuera de Europa cuesta ahora más caro, lo mismo que las importaciones. Los beneficios de las empresas que obtienen la mayor parte de sus ingresos fuera de la Eurozona mejorarán temporalmente.

Los tipos de interés han caído a mínimos históricos. El tipo de interés del bono holandés a cuatro años es negativo, y el del bono a cinco años está a punto de serlo, igual que los de otros países del oeste europeo. En semejantes circunstancias, ¿quién puede esperar que su plan de pensiones ofrezca una rentabilidad decente? ¿Cómo afectará esta decisión a los bancos y, por tanto, al tipo de interés aplicado a hipotecas y depósitos? ¿Disminuirá la confianza en el euro? ¿Qué consecuencias políticas tendrá en países como Alemania y Finlandia? Las circunstancias son perfectas para que próximamente veamos el oro en precios mucho más altos.

El euro podría caer todavía más, si bien hemos alcanzado un punto en que los efectos negativos son tan fuertes que pronto, quizás durante este año, lleguemos ver una corrección brusca.

Cómo Draghi consiguió sacar adelante el mayor programa de estímulo de la historia

Al principio yo mismo esperaba que el programa de estímulo del BCE decepcionase. Como es sobradamente conocido, Holanda y Alemania están entre los países que se oponen a que el Banco Central compre deuda de los estados, y con razón, si tenemos en cuenta que el BCE financia a los estados con sus recursos ilimitados y que tarde o temprano termina pasando la factura a los ciudadanos, casi siempre en forma de inflación.

Pese a que Draghi decía no querer hacer política, ahora se encuentra metido de lleno en ella. El primer ministro italiano le urgía a imprimir billetes mientras los alemanes sentían escalofríos ante la idea de que el banco central pudiera empezar a comprar deuda de los estados. La situación era harto complicada. El programa resultó ser un poco más cuantioso de lo que el mercado esperaba (60.000 millones de euros al mes en lugar de 50.000) y su duración algo menor. Además, se acordó que fueran los estados quienes soportaran la mayor parte del riesgo. Así, el Banco Central de Holanda (DNB) comprará el ochenta por ciento de la cuota holandesa, equivalente a un 4% de los 60.000 millones mensuales. El porcentaje se calcula teniendo en cuenta la participación de cada país en el capital del BCE, que a su vez depende de su PIB y su población. Por tanto, será el banco central correspondiente el que arrostre las pérdidas causadas por una hipotética quiebra. En resumen: el BCE y el DNB comprarán 2.400 millones de deuda pública holandesa cada mes (un 20% el BCE y un 80% el DNB). Al final del programa la cifra rondará el 10% de toda la deuda estatal.

La decisión tomada por el BCE el jueves pasado supone una gran concesión a la política por parte de quien siempre declaró no querer entregarse a ella.

Primer secreto: Draghi y su cañón harán que caigan los beneficios empresariales en los Estados Unidos

Las empresas que cotizan en la Bolsa de Nueva York obtiene una gran parte de sus ingresos en el extranjero. El 64% de los ingresos de IBM, por ejemplo, se generan fuera de los Estados Unidos. Lo mismo le ocurre a McDonald’s (66%) o a Nike (50%) y a una lista muy larga de compañías.

En el corto plazo las empresas se cubrirán contra el efecto de las fluctuaciones de la divisa, pero tan pronto como las coberturas expiren, la magnitud del descenso del tipo de cambio euro/dólar hará que se hundan sus beneficios. El cañón de Draghi hará que se multipliquen los anuncios de caídas de beneficios en los Estados Unidos, teniendo en cuenta que los ingresos en el mercado nacional no bastarán para compensar las pérdidas en el mercado de divisas.

Segundo secreto: El BCE contra la Fed (o el efecto de los tipos de interés negativos)

Hay una diferencia fundamental entre la flexibilización cuantitativa de los Estados Unidos, que terminó el año pasado, y el programa de estímulo que el BCE lanzará en marzo. ¿A qué me refiero?

La Reserva Federal paga un 0,25% anual (cerca de dos billones cuatrocientos mil millones de dólares, o 6.000 millones de dólares en intereses cada año). Una ganancia sin riesgo. ¿Qué culpa tienen los bancos estadounidenses de querer aprovecharlo? Les sirve, como a otros, para reforzar su capital. Por el contrario, el Banco Central Europeo cobra a los bancos un 0,2% por aparcar sus reservas en el BCE.

Que el aumento de la oferta monetaria (base monetaria o M1) no provocara una subida de los precios al consumo ni inflación se debió principalmente al aumento sin parangón de las reservas de la banca minorista en depósito en la Fed (casi desde cero hasta los citados dos billones cuatrocientos mil millones de dólares).

El tipo de interés negativo en Europa aumentará la probabilidad de que veamos altos niveles de inflación. Por esta razón resulta de vital importancia no perder de vista lo que los bancos europeos  hagan a lo largo de este año con las reservas que mantienen en el BCE.

El pasado jueves le pidieron a Draghi que respondiese a los críticos que advertían sobre el riesgo de mayor inflación, y todo lo que supo contestar fue: «Si lo que dicen es cierto, ¿cómo es que no tenemos ya inflación?» Una forma muy pobre de justificar la mayor medida intervencionista de política monetaria en la historia del BCE.

Tercer secreto: Draghi no dijo nada sobre Grecia

Las elecciones griegas del pasado domingo han mantenido atadas las manos del BCE. Esta era una de las razones por las que yo esperaba que se pospusiera el programa de compra de activos. Por eso llamó la atención que Draghi no hiciese una sola referencia a Grecia en su anuncio del pasado jueves.

La verdad se supo poco después: Grecia está a la espera de un veredicto.

El ex primer ministro griego, Antonis Samaris, lo aclaró: Grecia participará en el programa si la evaluación que se está llevando a cabo sobre su plan de rescate resulta positiva. (Un rescate que, como es sabido, exige en contrapartida la adopción de reformas estructurales y medidas de austeridad.)

En pocas palabras: el BCE ha estado esperando a que se conociera el resultado de las elecciones. Con Syriza como claro vencedor, parece que Grecia no participará en el programa de compra de activos. Esta exclusión podría llevar a Syriza a plantear la salida de Grecia del euro, sobre todo teniendo en cuenta que países como Alemania y Holanda se niegan a asumir quitas sobre las ayudas que ya se han prestado.

No parece arriesgado apostar por que el euro sobrevivirá con su actual composición durante mucho tiempo. El futuro de Grecia en la moneda única es lo primero que le viene a uno a la mente.

El BCE informó al Banco Nacional de Suiza

No me resisto a mencionar que el BCE informó al Banco Nacional de Suiza acerca del inminente anuncio de su mayor programa de compra de activos hasta la fecha, un programa que obligaría a Suiza a acumular cantidades aún mayores de euros, lo cual la colocaría en una situación insostenible. Al parecer, otros bancos centrales no tuvieron tanta suerte (o carecían de los contactos necesarios). Dinamarca, por ejemplo, tiene grandes dificultades para mantener la paridad con el euro. El inversor inteligente consideraría muy seriamente adquirir opciones de compra (call) sobre la corona danesa.

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