Aprende sobre la corrupción del sistema financiero global

Aprende sobre la corrupción del sistema financiero global

2 febrero 2015, 17:00
Amalia
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Llamamos sistema financiero a un complejo entramado de instituciones, instrumentos y mercados donde se produce la actividad financiera y en este artículo vamos a analizar a todos estos actores y descubrir cómo han corrompido el sistema financiero global.

La parte institucional se dedica a la mediación entre las personas físicas y/o jurídicas con recursos financieros disponibles (la oferta) y las personas físicas y/o jurídicas que necesitan estos recursos (la demanda).

Estas instituciones son de dos tipos: a) los actores directos entre la oferta y la demanda, es decir, los bancos, las compañías de seguros y las sociedades de inversión; y b) quienes se supone que regulan y controlan a los actores directos, es decir, el Banco de España, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones y la C.N.M.V., respectivamente, en España. Aquí incluimos también al Banco Central Europeo (BCE).

La parte instrumental hace referencia a los activos emitidos por las instituciones antedichas y son los vehículos a través de los cuales se movilizan dichos recursos: productos bancarios de ahorro e inversión, seguros de vida, planes de pensiones, etc.

La tercera parte es el o -mejor- son los mercados, que son el lugar de encuentro de los oferentes con los demandantes de dichos activos.

Bien, pues el activo sobre el que se sustenta todo el sistema financiero -en realidad, toda la economía, toda la actividad humana- y a la que podríamos llamar cuarta parte, es el dinero.

La corrupción del sistema financiero a través de las puertas giratorias


Así, cuando me refiero a la corrupción del sistema financiero, no me estoy refiriendo ahora solo a la corrupción de las instituciones o a la de las personas que las dirigen y que podemos ver en los medios de comunicación como, por ejemplo, el escándalo de la manipulación del LIBOR durante lustros por parte de alguno de los 16 bancos que establecían su valor diario y cuya manipulación era tan evidente que, un propio ex miembro (Willem Buiter) del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra llegó a afirmar (septiembre de 2008) que el LIBOR era “la tasa a la cual los bancos no se prestan nunca entre ellos”.

También me estoy refiriendo al tema de las “puertas giratorias”, por cierto, no del todo bien comprendido por la mayoría de la gente y cuyo problema no es tanto el que personas que se han dedicado a la política pasen a ocupar puestos de relevancia en empresas privadas sino que, cuando estos políticos estaban en el poder, tomaron decisiones que beneficiaban a las empresas para las que después “trabajan”. Está muy claro en referente a las decisiones tomadas por los últimos gobiernos en todo lo que ha tenido que ver con las energías renovables (autoconsumo, eólica, fotovoltaica) y que han sido siempre favorables al oligopolio energético (“subastas” donde el precio al que se vende la energía es el más alto) y siempre perjudicial a los ciudadanos.

La corrupción del sistema financiero a través de los bancos centrales


También quiero comentar, aunque sea muy brevemente amable lector, sobre esa actividad fraudulenta, o estafadora -que lo es- que realiza el Banco Central Europeo (BCE) cuando se dedica a “crear” dinero de la nada, luego se lo da a los bancos comerciales al 0,5% de interés y éstos “compran” Deuda del Estado al, pongamos por ejemplo, el 5% de interés. Naturalmente, ese 4,5% que es beneficio neto es deuda que cae sobre nuestras espaldas. Estafa grande y criminal es, realizada con la indispensable colaboración de los gobiernos de quienes esperan, las pobres masas ignorantes de estos y otros crímenes, la defensa y protección del bien común.

Esto, como no podía ser de otra forma muy resumido, en cuanto al aspecto institucional. Pero, ahora pasamos a los engaños en la parte instrumental del sistema financiero, es decir, en los productos. Algo de lo que también nos han informado los medios de comunicación, como el fraude de las acciones preferentes, la venta de hipotecas basura y bonos estructurados con deuda tóxica, la venta de derivados financieros, etc.

La corrupción del sistema financiero a través de los seguros de vida de renta diferida


Aquí quiero hacer un pequeño inciso para comentar el tema de los productos que venden las compañías de seguros de vida llamados técnicamente seguros de vida de renta diferida y que son conocidos comercialmente como seguros de jubilación o planes de ahorro. Sin llegar a ser un fraude, sí son un engaño ya que, el valor del dinero que recibe el asegurado en el momento de la jubilación (seguramente lustros después de haber suscrito el contrato) y que es lo que vende la compañía, es prácticamente el mismo, si no menos, que el valor que ese dinero tenía durante el tiempo en que el asegurado lo estuvo pagando. ¡Ojo!, que escribo valor y no cantidad que, por supuesto, es lo que se encargan las compañías de seguros de vida de resaltar y, así, donde diste 1000 durante un período de veinte años, te están garantizando 1200. Es decir, que no descuentan la pérdida del poder adquisitivo de ese dinero que fuiste abonando. Y lo mismo vale decir con los planes de pensiones, cuya rentabilidad financiero fiscal, la forma en que hay que analizarlos, también suele ser muy decepcionante para el suscriptor ya que, por ley, no pueden garantizar ni siquiera el principal de la inversión. Aunque es ocioso escribirlo, nosotros vamos a hacerlo: las empresas financieras se “forran” con todos estos productos.

Pero, desgraciadamente, no termina todo aquí. También está la estafa de lo que etiqueté antes como “cuarta parte” del sistema financiero y, tiene como agravante, que es algo que ni aparece en la prensa generalista (cierto es que si lo hace en internet en algunas páginas web especializadas en economía y finanzas) ni a lo que la inmensa mayoría de la población presta atención alguna.

Estoy refiriéndome al dinero. O, mejor, a eso que llamamos dinero. Y el demostrativo, aquí, no es baladí.

La corrupción del sistema financiero a través del dinero


El dinero aparece a la vez que la escritura, y ambos son una derivación de lo que llamamos arte primitivo que, seguramente, no era “arte” en el sentido moderno (estética, denuncia) de la palabra para los humanos de entonces sino un medio de comunicación (con las fuerzas de la naturaleza -todavía no existían los dioses-, con miembros de otras tribus o de la propia). La definición canónica de dinero es que es un medio de pago que sirve para ser cambiado por bienes, servicios y obligaciones y que es aceptado por una sociedad. Facilita el comercio sustituyendo al trueque.

Sus características son: a) medio de intercambio (para comprar una vaca no necesito hacerme con tres cabras y, para vender un automóvil, no voy a exigir dos motocicletas sino que, me basta con hacerme con un “bien universalmente aceptado” que me permita cualquier transacción); b) unidad contable (como el duro español, que no era una moneda así nominada sino el nombre que se le daba a la moneda de 5 pesetas, pero con cuyo valor si se hacían cálculos económicos, por ejemplo, “esto vale 20 duros”, etc.); c) reserva de valor (es decir, no inflacionario, que siempre puedes comprar los mismos bienes, servicios y obligaciones aunque pasen los años -por supuesto, dejamos ahora de lado el que alguno de los antedichos bienes, servicios u obligaciones pueda cambiar su apreciación o valor social, para no complicar la explicación ya que no toda inflación/deflación es siempre monetaria).

De todo lo anterior, nos es fácil concluir que si este dinero se falsea, perderá alguna o algunas de las características anteriores lo cual, está claro, es algo gravísimo -para los pueblos que lo sufren- al ser el dinero precisamente la base sobre la que se desarrolla toda la actividad humana y están construidas las sociedades, pues no ha existido ningún estado duradero que, en sus primeros momentos de desarrollo, no tuviera una moneda sana y, como consecuencia, una baja inflación que, cuando cayó no la tuviera alterada y, por lo mismo, con una inflación disparada. O, por lo menos, en tres casos que conozco algo (Roma, Castilla/España y China Yuan) así fue. Sabemos que también confluyeron otros factores pero el factor monetario es de capital importancia.

Sin querer relatar una historia del dinero, podemos decir que, desde tiempos históricos y hasta bien entrado el siglo XIX, el dinero era el oro (oro y plata en los sistemas bimetálicos) o papel moneda respaldado por oro depositado en las arcas acorazadas de los estados (antiguamente el oro estaba depositado en los edificios religiosos). Y esto fue elegido por la humanidad de forma espontánea a lo largo de los milenios.

A pesar de la antigüedad del dinero, la manipulación a gran escala de éste es realmente un hecho muy reciente, del siglo XX, y es realizado por las grandes familias que controlan los bancos comerciales y los primeros bancos centrales del mundo, que son privados.

La manipulación del dinero tiene un doble aspecto: el cambio del oro por “dinero papel” -al principio con respaldo de aquél, luego sin ninguna relación con el oro- es decir, sustitución progresiva del dinero verdadero por dinero falso realizado por los bancos centrales y la creación de dinero “de la nada”, ya falso dinero, por los bancos comerciales. Es importante entender la acción concertada de ambas evoluciones.

Pasamos directamente a escribir cómo se ha producido esta estafa financiera. Durante los años 30 del siglo pasado, los gobiernos (bancos centrales de EE.UU. de Norteamérica e Inglaterra) empiezan a realizar políticas de expansión monetaria. Creen que la riqueza es igual al consumo, impulsan la circulación del dinero, cuanto más deprisa mejor (Keynes). A esta tarea se aplican los bancos centrales, cuya existencia es muy reciente a pesar de que el Banco de Inglaterra (Escocia era todavía un reino independiente) existe desde su fundación en 1694 por un grupo de prestamistas ingleses, el fenómeno de la banca central es del siglo XX. En 1913 se crea la Reserva Federal de los EE. UU. de Norteamérica y, en 1920 -fecha importantísima-, en la Conferencia Financiera Internacional de Bruselas, se decide la expansión de este tipo de instituciones.

El anclaje de las monedas nacionales al oro limita la expansión incontrolada del dinero fíat, por lo que se decide desvincularlo totalmente de éste (Nixon, 1971). Entonces, ya libre de un artificial valor de cambio, el precio del oro empieza a subir enormemente con respecto a las monedas nacionales. Así hasta el siglo XXI, cuando el entramado financiero (bancos centrales/bancos comerciales) se deciden a apostar contra el oro, el dinero de verdad. Esta actividad, como es fácil suponer es ilegal.

Cuando la cotización del oro baja o está horizontal, es que la economía va bien o las perspectivas son positivas y cuando la economía va mal entonces es cuando el oro muestra una subida en su cambio con las monedas políticas.

En cuanto a los bancos comerciales, los antiguos cambistas prestaban de lo que tenían. Cuando no podían hacer frente a sus compromisos, rompían el banco donde estaban sentados: “bancarrota”. Con el paso del tiempo, estos cambistas ahora ya banqueros, se dieron cuenta de que la mayoría de la gente no retiraba el oro depositado. Entonces, ¿por qué tener paralizados esos activos? Recordemos lo que, a la vez, están haciendo los bancos centrales con el oro.

Bien, damos un salto y entramos directamente en responder a la pregunta de ¿cómo crean dinero los bancos comerciales?

Mediante un nuevo engaño llamado reserva fraccionaria que es el principal instrumento de depósito por el que se rige el sistema bancario mundial.

Consiste en que los bancos deben mantener en sus cajas una parte (fracción) del dinero físico que reciben de sus clientes. Y, ¿qué hacen con el resto del dinero? Obviamente, lo prestan.

El actual coeficiente de caja -desde 2012- para todos los bancos comerciales de la zona euro establecido por el banco central Europeo para todos los depósitos iguales o inferiores a un plazo de 2 años (cuentas corrientes, etc.) es del… ¡1%!

No vamos a explicar ahora el conocido proceso por el cual, préstamo tras préstamo, se convierten 10€ en 1000€… o 1.000,000.000€ en 100.000,000.000€. Es decir, prestan lo que no tienen. Hay un 1% de dinero fíat y un 99% de apunte contable. No soy ningún visionario y soy consciente de que las pesimistas previsiones de la escuela austríaca de hiperinflación no se han producido. Pero esto tiene mala pinta, por lo menos.

También debemos agregar todo el tema de la creación de derivados financieros. En su origen se empleaban sobre materias primas (cereales, cítricos) para cubrir un riesgo (una mala cosecha). Desgraciadamente, actualmente se emplean de forma especulativa -apalancamiento que multiplica el riesgo- y, a veces, dirigido políticamente (caso oro). Hay en el mercado, si no me falla la memoria, unos 200 billones dólares en derivados que alguna vez tendrán que vencer. Esta forma especulativa de empleo de los derivados tiene menos de 30 años de antigüedad y ya ha puesto en riesgo a todo la economía mundial y no solo al sistema financiero.

En fin, lo que he intentado con esta exposición es reflejar que es TODO el sistema financiero -en sus cuatro componentes- el que está corrompido y al servicio de unas minorías que tienen el Poder, y no sólo unas determinadas personas o instituciones y que, por lo mismo, su solución está en cambiarlo enteramente, no simplemente tomando medidas parciales.

Creo, así mismo, que es obvio que para solucionar el problema financiero es primero necesario solucionar el aspecto político. Traer una democracia efectiva (gobierno de la nación) y no sólo nominal (que la gente vote cada x años); con políticas de información, transparencia y control (anticorrupción); con una real división de poderes  y su votación en urnas separadas (votación también para el poder judicial); con la creación de un marco jurídico que posibilite la creación de una verdadera economía de mercado (no el sistema mercantilista que existe actualmente). Y, todo esto, con la ayuda y aplicación de avances tecnológicos -que ya existen- para la implementación de estos cambios, que son posibles y sólo necesitan de voluntad política para realizarse.

por Miguel de Briones. Licenciado en Geografía e Historia.

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